«Supongamos que veo frente a nosotros una muchacha de maneras masculinas. Un ser humano vulgar dirá de ella: ‘Aquella muchacha parece un chico’. Otro ser humano vulgar, ya más próximo a la conciencia de que hablar es decir, dirá de ella: ‘Aquella muchacha es un chico’. Otro más, igualmente consciente de los deberes de la expresión, pero más animado por el apego a la concisión, que es la lujuria del pensamiento, dirá de ella: ‘Aquel chico’. Yo diré: ‘Aquella chico’, violando la más elemental de las reglas de la gramática que ordena que haya concordancia de genero y numero entre el sustantivo y el adjetivo. Y habré dicho muy bien; habré hablado en absoluto, fotograficamente, lejos de la vulgaridad, de la norma y de la cotidianidad. No habré hablado: habré dicho» Fernando Pessoa, Libro del desasosiego
Aqui tienen un ejemplo auténtico:
Aqui tienen un ejemplo auténtico: